21 mar 2011

Distopía

Carol Vega (Literatura)
Hace pocos días vi Fahrenheit 451, la adaptación fílmica de  François Truffaut para la novela homónima de Ray Bradbury. Una interesante película con un tema mucho más interesante, la proscripción de los libros y la lectura.

Bradbury al escribir esta obra en 1953, imaginó un futuro distópico, donde la gente tenía prohibido leer, ya que esto les impedía ser felices y los llenaba de angustia. Además el gobierno creía que la gente al leer, podría empezar a cuestionarse, no tan solo las acciones del propio gobierno, sino de todo lo que los rodeaba.

En esta sociedad futurista, los bomberos, dejando de lado las tareas comunes ya que las casas estaban construidas con materiales anti fuego, eran los encargados de buscar los libros y quemarlos.

Qué panorama cierto, pero ¿no estamos viviendo algo similar hoy en día?

Los libros se están convirtiendo lentamente en objetos de culto, como lo son las antigüedades y las estampillas. Pocas casas tienen bibliotecas o estantes con libros.

Acá en La Serena, que es donde estoy viviendo, encontrar un lugar donde vendan libros es toda una odisea, tanto así, que me sentí como Indiana Jones cuando descubrí un lugar escondido en un persa, donde vendían libros a buen precio.

Entonces no puedo dejar de pensar en lo cerca que estaba Bradbury al imaginar un futuro así, donde los libros son raros objetos ocultos y prohibidos a la masa, en donde el televisor gigante es el dueño de la casa y el único medio aceptado para conocer el mundo (en la película del año 66, aparecen plasmas en las paredes…)

En una encuesta realizada en el 2006 en nuestro país, se revelan datos poco alentadores y preocupantes. Un 20% de los encuestados, todos mayores de 18 años, afirma ser lector frecuente, en tanto el 50% de las personas entrevistadas, dice no leer nada en absoluto. Y las razones que se dan para esto son: el poco interés y el elevado precio de los libros.

Esta encuesta, entiendo la primera que se hizo con respecto a los hábitos de lectura en Chile, aparte de darnos a conocer el triste panorama, nos arroja otro punto, el precio de los libros y que la mayoría de los encuestados que sí leen regularmente, tienen un nivel socio económico alto.

O sea, aparte del problema del poco interés de algunas personas, en especial de clase media y baja, por los libros, se suma el frio dato de los que sí  quieren leer, pero no pueden hacerlo porque no cuentan con dinero suficiente para costearse “el lujo”.

Al conocer esta encuesta, realmente me escandalicé. Que la cultura esté limitada al dinero que poseemos, lo encuentro lo último y una realidad intolerable a estas alturas.

Que los chilenos no lean también es gran culpa del escaso incentivo a la lectura que ha existido en el país, por parte de los diferentes gobiernos, porque en las bibliotecas de los colegios municipales, donde antes estaban los libros, ahora están los llamados “laboratorios de computación”, en los cuales se hace poco, aparte del copy & paste.

Sí, nunca estuvimos tan cerca de ese futuro oscuro que describió Ray Bradbury hace más de 50 años.

Al parecer, estamos viviendo en las páginas de Fahrenheit 451.
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4 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo.

Unknown dijo...

Hay que alentarlos desde pequeños para que lean.Los profesores tambien tienen la culpa por dar libros fomes.

Unknown dijo...

vi esa película y le encontré similitud con lo que pasa ahora en las casas, por la parte del televisor gigante y la gente que pasa pegada a el

Jaime Antonio dijo...

Concuerdo con Elena, porque los profesores no motivan la lectura. Creo que los profesores debemos motivar a los alumnos con nuevos libros.