19 mar 2011

Buscando igualdad en un país desigual

Cindy Sepúlveda
(Columna de Opinión)

Los problemas sociales dentro de un país donde lo más importante no parece ser el hecho de mantener a nuestros jóvenes con un nivel culto, es lo que nos mantiene lejos de ser un país desarrollado. Los estereotipos son tan fuertes y los prejuicios tan grandes que es casi imposible tener constancia de lo que realmente tienen por entregarnos la juventud chilena.

Cuando me refiero al nivel cultural de cada joven, trato de ponerme en el lugar de aquella  familia a la cual pertenece y las capacidades que puede tener él para ser un profesional. Un claro ejemplo es el joven de familia de escasos recursos el cual ya tiene antecedentes de padres que no fueron capaces de surgir por diferentes razones, ¿Qué incentivo tiene él para seguir estudiando? Por una parte está el joven que opta por seguir la línea de vida de sus padres y jamás podrá surgir, y por otro lado el que mira mucho más allá de sus horizontes y desea superarse.

Después de haber pasado el primer sistema “colador” (PSU) para ingresar a la universidad, se nos viene la matrícula, mensualidades, pasajes, materiales etc. La realidad para ese joven es que es imposible pagar todo eso con el sueldo mínimo de un padre de familia, y es ahí cuando sus oportunidades se ven trancadas. Y aunque el gobierno nos ofrece diferentes formas de poder alivianar eso, ¿Realmente alcanza? Al sumar y restar, resulta que no.

Si él quiere estudiar una carrera que prácticamente pertenece a la aristocracia como Derecho, Medicina o Arquitectura, se verá imposibilitado de inmediato, debido a que cada universidad mantiene aranceles  con  valores que exceden los 3 millones anuales. Entonces, ¿Es real pensar que cada chileno tiene la oportunidad de crecer socialmente e ingresar a un centro educacional?

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